No solemos hacer tours. Preferimos descubrir los países a nuestro propio ritmo y no ceñirnos a ningún plan. Viajar es una experiencia, es aprender una nueva cultura y una forma de vida. Porque nada es más revelador que rodearte de otra cultura que elige vivir de una forma completamente diferente a la tuya. Y para conseguirlo, los planes que puedas realizar desde el confort de tu sofá no funcionan demasiado bien. Sin embargo, esta vez decidimos que un tour sería lo mejor.
Queríamos ver el Sahara y, quizás, dormir una noche en el desierto. Después de buscar un poco de información en internet, vimos que no era para nada difícil llegar al inicio del desierto prácticamente desde cualquier ciudad marroquí. El problema llegaba al intentar buscar dónde pasar la noche, no queríamos dormir en un hotel en Ouarzazate o Merzouga, queríamos dormir sobre las dunas. La mejor opción que veíamos era contratar un tour organizado. Los touroperadores tienen campos semi-permanentes en el desierto. Nos podrían recoger en alguna gran ciudad como Marrakech o Fez, llevarnos al desierto, e incluir algunas paradas más por el camino. Parecía interesante. Dada nuestra nula experiencia en el desierto, una noche en un campamento era la mejor opción. Buscamos diferentes compañías que ofrecían este tipo de experiencias y encontramos Desert Day Tours. Tenían buenos comentarios en foros y en blogs de viajes que nos gustan y seguimos. Nos pusimos en contacto con ellos y contratamos el tour de tres días de Fez a Marrakech con una noche en las dunas de Erg Chebbi, en Merzouga. Pasaríamos una noche en Erg Chebbi, otra en el Valle de Dades y terminaríamos en Marrakech, nuestro último destino en Marruecos.
Primer día: Fez – Ifrane – Midelt – Garganta del Ziz – Erfoud – Rissani – Merzouga
Nuestro conductor nos recogió en el riad en Fez, Riad Sara, una excelente opción si buscas alojamiento en Fez. Era un chico joven de la zona de Merzouga que conocía muy bien su país. Hablaba inglés y siempre estaba listo para responder a nuestras a preguntas o empezar una conversación. Desde el tiempo en agosto en Merzouga a las tradiciones matrimoniales marroquíes pasando, por supuesto, por el fútbol español. Hizo que las muchas horas que pasamos en el coche fueran entretenidas y es una de las razones por las que disfrutamos tanto este viaje. La verdad es que fue un alivio para nosotros. La idea de pasar buena parte del día en el coche con alguien con quien no tuviéramos nada de que hablar nos asustaba un poco.
Desde el riad nos llevó hasta el coche, un Toyota Landcruiser bastante nuevo, amplio y cómodo. Salimos de Fez con dirección sur hacia Merzouga, donde pasaríamos nuestra ansiada noche en el desierto. Por delante teníamos 9 horas de viaje y unas cuantas paradas por el camino.
Bosque de Cedros
Seguíamos la carretera por Ifrane y Azrú (Azrou). Nuestra primera parada fue en el bosque de cedros en Azrou, en la parte norte del Atlas Medio. La ciudad es bastante curiosa, las casas fueron construidas por los franceses, al estilo alpino europeo con tejados rojos. Hay una colonia de monos Macacos que viven en el bosque cercano y que se suele acercar al aparcamiento cuando hay turistas. Puedes fotografiarlos y comprarles comida de los diferentes puestos que hay cerca. Pero no los pierdas de vista, los macacos saben muy bien cómo conseguir, con o sin permiso, lo que quieren. Han hecho de este aparcamiento su forma de vida.
Nuestra primera parada fue muy peculiar, pero todavía no era lo que esperábamos de nuestro tour de tres días de Fez a Marrakech.
Mercado
La siguiente parada fue entre Azrú y Midelt, en el paso de montaña Tizi Ntalghamt. Esta vez sólo paramos a comprar higos en un pequeño mercado junto a la carretera. Compramos una bolsa grande de higos, maduros y muy dulces. Serian nuestro snack para el coche hasta la hora de comer en Errachidia.
Mientras paseamos por el mercado nos dimos cuenta de que los vendedores no parecían muy contentos de vernos por allí con la cámara. Hablamos con nuestro guía y lo confirmó; no querían a nadie tomando fotos en el mercado. El paisaje, los puestos de fruta, los vendedores, los niños corriendo alrededor, todo formaba una interesante composición que nos habría encantado capturar. Sin embargo, nos tuvimos que conformar con unos cuantos “disparos desde la cadera”. Para nuestra sorpresa quedaron bastante bien.
Gargantas de Ziz
Continuamos nuestro camino hacia el sur. Intentando empaparnos de los impresionantes paisajes, parando de vez en cuando para disfrutarlo y tomar más fotos. La carretera seguía las líneas de las montañas hasta entrar en las Gargantas del Ziz. Por siglos, las gargantas fueron parte de las tradicionales rutas comerciales de las caravanas entre los enclaves del norte del Sahara. Hoy en día, es más probable encontrarse con viejos camiones cargados de ganado. Pero no es difícil imaginar que duro debía ser para las caravanas de camellos moverse por la parte septentrional del Sahara.
Comida en Bab Sahra
Al pasar las gargantas paramos a comer justo antes de entrar en Errachidia, en el Restaurante Bab Sahra. El restaurante es más bien un área de carretera donde deben de parar la mayoría de los tours que van hacia el sur. Nosotros éramos los únicos cuando llegamos, pero estaba preparado para grupos grandes. Pedimos un tagine de pollo y, aunque el aspecto era delicioso, el sabor no lo fue tanto. La carne estaba seca y era difícil de tragar. El calor sofocante dentro del restaurante tampoco lo ponía fácil.
Valle del Ziz
La carretera hacia Merzouga continúa dirección sur siguiendo el curso del Oued (rio) Ziz y El Valle del Ziz. No bajamos al valle, pero las vistas desde la carretera son espléndidas. Hay varias zonas donde poder parar y apreciar la belleza del Valle del Ziz. Después de la agitada vida de Fez, tener la oportunidad de contemplar los palmerales y la vegetación exuberante, puntuados por pequeñas construcciones en la luz del atardecer, produce una visión diferente de la vida en Marruecos, de calma y sosiego.
Rissani
Pasando Erfoud paramos en Rissani, la última ciudad de un tamaño considerable antes de Merzouga y las dunas de Erg Chebbi. Rissani también es conocido por ser la cuna de la dinastía Alauí. El mausoleo de Moulay Ali Cherif, descendiente de Moulay Cherif, fundador de la dinastía Alauí, se encuentra a las afueras de la ciudad. La ciudad, aunque pequeña, también tiene un importante mercado abierto todos los días, más activo los martes, jueves y domingos. Un mercado de ganado y, para nuestra sorpresa, ¡un aparcamiento de burros! La gente que viaja en burro a la ciudad para atender el mercado suele dejarlo atado en un descampado cerca de los mercados. Cuando nosotros llegamos era tarde y ya estaba casi vacío.
Erg Chebbi
Después de visitar los mercados nos tomamos un descanso en uno de los cafés cercanos antes de continuar hacia Erg Chebbi. Aunque caía la tarde, el calor continuaba siendo insoportable, y nuestra aventura por el desierto estaba a punto de empezar. Llegamos a las dunas un poco tarde, nuestros camellos y el guía ya nos estaban esperando, teníamos que llegar al campamento antes de que se hiciera de noche. El guía era un simpático beréber, vestido con ropas tradicionales. Aunque un poco estresado por nuestra tardanza, en ningún momento perdió la sonrisa, ni las ganas de hablar. Preparó nuestros camellos, nos ató las mochilas a las sillas y nos ayudó a subir, en unos minutos estábamos en marcha.
El campamento
Después de hora y media de travesía y de muchas fotos llegábamos al campamento. Estaba rodeado de otras campamentos pero lo suficientemente lejos y separados por las dunas, de manera que daba la sensación de estar aislado. Nos recibió un hombre joven que nos ayudó a descargar y nos ofreció té y pastas. El campamento era bastante pequeño, con sólo seis haimas. Siendo mitad de agosto, el campamento estaba totalmente vacío, como era de esperar.
La cena
Mientras nos preparaban la cena tuvimos tiempo de descargar las mochilas y de ducharnos. El campamento tenía forma rectangular, con tres haimas en cada lado y la cocina y duchas al fondo, quedaba un lado abierto que hacía las veces de entrada. El centro estaba cubierto con alfombras y era espacioso, lo suficiente para preparar las mesas de los invitados y un fuego de campamento.
Erg Chebbi es un lugar turístico y como tal, está preparado para el confort de los turistas. Aunque es un lugar precioso, no deja de ser un hotel en las dunas, que ofrece comodidades y actividades. No es una aventura de supervivencia.
Nos prepararon una pequeña mesa de madera en el centro del campamento, sobre una alfombra. La única luz provenía de una sola vela en un candelabro sobre la mesa, creaba una atmósfera perfecta en una noche cálida bajo el cielo estrellado de Merzouga. Nos ofrecieron una deliciosa cena con platos para compartir de entrantes típicos marroquíes y couscous de cordero de segundo. Después de cenar, nos sentamos todos alrededor del fuego a beber té, mientras tocaban música tradicional beréber.
Dormir en el desierto
Después de un día tan largo estábamos deseando que llegara la hora de dormir. Y fue una alegría cuando llego la hora de retirarse. Antes de acostarnos decidimos salir del campamento a dar un paso por las dunas de noche, la noche era clara y la luz de la luna iluminaba las dunas. Sabíamos que los días era muy calurosos en el desierto, pero pensamos que por la noche las temperaturas bajarían bastante, no es así en agosto. Aunque corría la brisa, la noche era calurosa en el exterior, insoportable dentro de la haima. Nos ofrecieron dormir sobre las dunas, simplemente cubiertos por una fina sabana, como ellos se disponían a hacer. Siendo urbanitas como somos, decidimos que soportar el asfixiante calor de la haima era infinitamente mejor que enfrentarnos al miedo de dormir al aire libre en el desierto. En nuestra mente, las dunas estarían plagadas de escorpiones por la noche.
Segundo día: Merzouga – Gargantas del Todra – Valle de Dades
A la mañana siguiente nos levantamos temprano para disfrutar del amanecer y tomar algunas fotos antes de que los campamentos empezaran el día. Queríamos tener las dunas de Erg Chebbi para nosotros solos. Luego tomamos una ducha, de agua muy caliente debido a las altas temperaturas, y disfrutamos de un desayuno típico marroquí con té y café. Al finalizar montamos los camellos otra vez y empezamos el camino de vuelta a Merzouga.
Tinghir
El plan del día era llegar de Merzouga al Valle del Dades, donde pasaríamos la noche, con sólo un par de paradas por el camino.
La primera parada fue la ciudad Amazigh de Tinghir, en medio de un espectacular oasis poco antes de llegar a las Gargantas del Todra. El oasis es probablemente el más espectacular que hemos visto hasta la fecha, con unos 30km de largo y 4km de ancho. Simplemente nos detuvimos en el mirador de la carretera para poder tomar unas cuantas fotos. Nos hubiera encantado entrar, pero el tiempo ya apremiaba.
Gargantas del Todra
Después de Tinghir llegamos a las Gargantas del Todra, espectaculares cañones de piedra caliza creados por la acción del río en montañas escarpadas y estériles. Puedes disfrutar las vistas desde el coche, pero no hay nada como bajarse y perderse por sus caminos. Las vistas desde dentro del cañón son extraordinarias, paredes rojizas con tintes verdes y dorados que suben hasta 160 metros de altura sólo separadas por 30 metros en su punto más estrecho.
Valle del Dades
Unas horas más de coche a través del Valle del Dades y llegamos a nuestro destino final del día, el hotel Kasbah Auberge Tifawen. No había mucho que hacer por los alrededores del hotel y pasamos el resto de la tarde descansando en la terraza, con unas fabulosas vistas al valle, y disfrutando las temperaturas un poco más bajas.
Tercer día: Valle del Dades – Skoura – Ouarzazate- Kasbah de Ait Ben Haddou – Alto Atlas – Marrakech
Después del desayuno la carretera nos llamaba otra vez. El último día de nuestro tour nos llevaría hasta Marrakech. Todavía nos quedaban algunas maravillas por visitar.
El Valle del Dades también se conoce como ‘El camino de las Mil Kasbahs’. Y nosotros teníamos intención de descubrir todas las que pudiéramos, parando cada vez que nuestro guía nos lo permitiera a deleitarnos con los paisajes.
La carretera nos llevó a través Del Valle de las Rosas y el pueblo de Skoura. Pasamos por Ouarzazate y decidimos no parar en los famosos estudios de Hollywood. Decidimos aprovechar las horas para visitar más parajes naturales.
Kasbah Ait Ben Haddou
Antes de comer visitamos la famosa kasbah Ait Ben Haddou. Probablemente la más famosa en Marruecos gracias a Hollywood y a series como Juego de tronos. Aunque también es Patrimonio de la Humanidad. Era un día de calor bochornoso y pocos turistas decidieron pasar las horas de más calor en las desiertas calles de la kasbah. Hoy en día la mayoría de los habitantes viven en el pueblo nuevo, al otro lado del río. La kasbah es un conjunto de edificios de adobe rodeados por altas murallas. El ejemplo más notable de la arquitectura del sur de Marruecos, de hábitat tradicional pre-sahariano.
Paso de Tizi n’Tichka
El viaje continuó a través del majestuoso paso de montaña Tizi n’Tichka. Desde el momento en que llegamos a la cima y empezamos el descenso las vistas fueron asombrosas. La carretera seguía las curvas de la montaña con secciones cortas y rectas, seguidas de pronunciadas curvas. Después de cada curva, otra vista espectacular donde pedíamos parar el coche para tomar más fotos.
Una vez salimos de las montañas del Atlas sólo nos quedaba una visita más a una cooperativa de mujeres que producía aceite de Argán. Llegamos a nuestro riad en Marrakech a mitad tarde.
Después de más de mil kilómetros y tres días de tour de Fez hasta Marrakech, nos encontrábamos otra vez en el ritmo frenético de las calles de una ciudad imperial. Terminamos nuestro viaje con infinidad de recuerdos y muchas fotos impresionantes, disfrutamos tanto las visitas como las horas por carretera.